martes, 20 de mayo de 2014

UTSM 2014

El pasado viernes un grupo de Nocturnis salimos hacia tierras lusas para enfrentarnos a la Ultra Trail de São Mamede: Jóse, Pedro, Canino, Paco y quien les habla, Ángel. Antes de nada aclarar que se trata de mi primera experiencia en una carrera de 100 kms. Nervios durante toda la mañana, comida temprana a base de pasta, y a las 14:30 h. ponemos rumbo hacia Portugal. Viaje entretenido como de costumbre, con las consabidas risas y bromas, y mucho hablar de lo que nos tocaba hacer. Llegamos a buena hora a Portalegre, recogemos los dorsales y también las camisetas  de aquellos inscritos no pudieron venir. Luego nos dirigimos a la casa rural donde nos alojamos, atendida amablemente por Toni, su dueño. Allí nos esperaban ya Bernardo y Depepe. Luego se unieron Fali coleta, Javi bombero, las chicas (María y Cristina), Elias e Inma. Buena cena en restaurante cercano y de vuelta para vestirnos de romano y prepararnos para la batalla. En el polideportivo con pista de atletismo esperamos la salida durante un buen rato escuchando a un grupo del lugar que tocaba por Pink Floyd. Llega el momento, me siento tranquilo en la línea de salida, que sea lo que Dios quiera, me voy a bautizar en este tipo de carreras y pretendo tomarlo con serenidad.
Disparo de salida. Comenzamos a correr y en doscientos metros ya nos habíamos separado. Me quedo solo y pienso, ¡Dios mío, 100 km corriendo solo, no puede ser! Me olvido de ello y me concentro en la carrera. Al poco de comenzar llega el primer tapón de corredores en una bajada con poco espacio, y seguidamente entramos en el río, donde se avanza muy lentamente. Alguno quiso comprobar como estaba el agua y se dio un chapuzón. Pasado el río se pasa por una zona de toboganes con pequeñas subidas y bajadas, por buen terreno y algún salto de muros de piedra con alambres. Allí precisamente es donde Ppnz al caer de talón se hizo daño y tuvo que terminar la carrera con dolor. Es una zona para correr de aproximadamente 15 kilómetros, donde por fin alcanzo a Paco y Canino, uniéndose posteriormente Jóse y Pedro. Comienzan pronto las primeras subidas duras, donde los cinco Nocturnis apretamos los dientes. Son rampas muy duras, constantes, sin descanso, por cortafuegos… Sobre el km 30, en las antenas de telecomunicaciones, y tras el avituallamiento, Paco y yo nos colocamos ropa encima debido al frío. Bajada larga y sencilla, con algunos tramos de subida, por caminos y algunos senderos, hasta llegar abajo donde vemos a Fali coleta que no iba bien, según sus propias palabras. Ya amanecido y con los frontales guardados seguimos con nuevas subidas y bajadas buscando el km 60, donde se encuentra el castillo. Buenas sensaciones, piernas en condiciones, respiración y pulso controlado, me suelo ir en las subidas y espero a mis compañeros en la cima para bajar juntos. La subida al castillo es desesperante, porcentajes tremendos y cuando estás casi arriba te mandan otra vez hacia el valle, teniendo que volver a subir por un sendero estrecho y complicado. En el castillo nos demoramos un poco en el avituallamiento, me cambio de calcetines y me pongo más vaselina en los pies, pecho y axilas. Salimos del castillo por una calzada horrible, con piedras y adoquines, y prefiero andar para no cargar los cuadriceps y rodillas. Al llegar al llano, Paco se escapa y yo lo sigo a distancia durante un tramo, hasta que lo alcanzo y en la siguiente subida lo dejo atrás. Me siento muy bien y continuo subiendo a buen ritmo. Cojo a Fali y algo después al bombero, y sigo subiendo, una larga y dura rampa que no tiene fin ni descanso. Al llegar arriba veo que Paco ya no me sigue por lo que decido irme solo. Me quedan unos 35 km y me siento bien.

Sigo corriendo buscando la ermita que nunca llega, por una cuesta larga pero no tan dura como la anterior y al llegar resulta que nos obligan a hacer una especie de rappel por una cuerda. Ya se que termino la carrera, estoy en el km 77 y mis piernas todavía aguantan sin problemas, pero el calor aprieta mucho y no me permite correr, por lo que decido andar nada más. No sabía lo que me esperaba: “la muerte a pellizcos”. Un tramo de 10 kilómetros por una zona de matorral, de continuo subir y bajar, sinuoso, saltando vallas, sin espacio apenas para pasar entre la vegetación, una calor tremenda, no escucho a nadie, estoy casi una hora y media en aquel monte sin escuchar una voz, solo, pienso que me he perdido, y cuando al fin veo un puesto con agua no puedo evitar gritar ¡aleluya! De ahí al avituallamiento del convento ya es todo en ligera bajada, donde me siento un rato mientras como trozos de pizzas sin parar, una tras otra. No me demoro más y comienzo los últimos 10 km. La subida no es larga ni dura pero las piernas no responden ya igual, por lo que decido bajar el ritmo. En la bajada, último avituallamiento, que lo hago rápido, y me tiro por las escaleras corriendo, más de 250 escalones. Ahí llego a una carretera y durante cuatro kilómetros camino  hasta el estadio donde entro con 18 horas y 36 minutos. Mi primera ultra acabada.

Allí están Bernardo y Depepe, con los que charlo mientras que espero al resto. El bombero primero, y después Jóse y Paco llegan juntos, y por último Pedro y Canino. No puedo comparar ya que no he realizado otras, pero me pareció una ultra bastante dura, complicada con el calor que hizo tras el mediodía, subidas muy duras y constantes, y algunas bajadas complicadas por tanta piedra. Buena organización y avituallamientos completos. Pero lo que he comprobado es que no hay ningún secreto para hacerla, solo entrenamiento, buena hidratación en el camino, reponer en los avituallamientos, y consumir sales regularmente, así como algún gel antes de las grandes subidas. Y suerte.

Quiero agradecer a todos mis compañeros, magníficos, estupendos, maravillosos, los tres días que hemos compartido en Portugal. Sin ellos, no podría tener hoy la satisfacción que siento. Ver aquí todas las fotos.

Ángelo

jueves, 24 de abril de 2014

Madeira Island Ultra Trail

Son las doce de la noche del viernes 11 de abril cuando suena la sirena. Puede parecer que es una de tantas carreras que ya llevamos encima, pero con el paso de los kilómetros y el tiempo nos vamos a dar cuenta que va a ser difícil superar en belleza y dureza; pero no nos adelantemos...

En esta historia participan dos corredores nocturnis (Boticario y Ppnz) y dos agregados (Depepe y Patxi). Mas que una carrera, se podría decir que ha sido la historia de cómo el cuerpo es capaz de estar casi cuatro días sin dormir, porque la aventura empieza un jueves a las 19:30 horas que salimos hacia Cádiz a recoger a Depepe, y de aquí partir hacia Lisboa, donde cogeríamos el vuelo de las siete de la mañana del viernes. Por el camino hemos quedado en Sevilla con Patxi, para que se incorpore y venga con nosotros en el coche. Viaje tranquilo y animado, contando cada uno sus batallitas. Cuando llegamos a Lisboa, dejamos el coche según lo convenido y una furgoneta nos deja en la puerta del aeropuerto; son las dos de la madrugada. Antes de darnos cuenta la furgoneta se ha largado y el aeropuerto cerrado hasta las cuatro, por lo que tenemos que estar esperando a que abra durante un buen rato y con un frio bastante incomodo. El vuelo lo aprovechamos para dormir, así que caen las dos primeras horas de sueño mientras que dura el viaje. Cuando nos vamos acercando, desde el aire nos damos cuenta de la belleza extrema de la isla, así como sus picos con inclinaciones de vértigo.


Desde el aeropuerto al hotel, con el pensamiento de ir a recoger los dorsales. En recepción nos dicen que es un paseito, pues bien, el paseíto de casi siete kilómetros para las piernas. Resolvemos todos los trámites y buscamos una pizzería para ponernos a tono. Comemos excelentemente y vuelta en taxi hasta el hotel, porque nos merecemos una buena siesta. Mi gozo en un pozo, porque debido a los nervios, lo que iba a ser una siesta en condiciones resulta ser una cabezada de apenas una hora, porque Ppnz y Depepe están de los nervios y prácticamente a las seis están ya preparados y vestidos de romano para el ataque. Pues nada, al lio, nos vestimos, ultimamos todos los detalles y en dirección a tomar el autobús con dirección a la línea de salida. La verdad que cuanto más se acerca el momento de salir, vamos disfrutando, y aunque parezca mentira, relajados. La espera la echamos charlando con otros compañeros, compartiendo con otros locos de Cádiz, y por supuesto con nuestros compis dispuestos en primera línea de salida para obtener su minuto de gloria en todas las televisiones saliendo junto a los máquinas; ole, ole y ole!!

La salida puntual a las doce de la noche del viernes. Enseguida pendiente espectacular y a empezar a tener paciencia, vamos juntos, cómodos, sabiendo lo que nos queda. La noche es cerrada, pero podemos intuir el paisaje que estamos atravesando por la espesura de la vegetación. Incluso pensamos que en cualquier instante nos saldrá algún dinosaurio. Las horas pasan, y al final de la noche y comienzo del amanecer sufrimos la que a la postre nos parecerá la subida más dura de todas. Llegamos justos de tiempo al primer punto de corte, pero con bastante ánimo por el amanecer del nuevo día. Lo que vendrá en las siguientes horas de luz, será indescriptible, por su belleza, por el disfrute que nos supuso. Selva, picos imposibles, vegetación espectacular, túneles, escalones, escalones, escalones, escalones, qué de escalones. Me resulta imposible comentarlo todo, aunque lo recuerdo nítidamente. Muchísimas sensaciones, todas buenas, compartiendo a veces con Naxete de Los Barrios, otras con Salvador de Toledo, otras con un Valenciano, que nuestro Ppnz estaba dándole consejos sobre cómo afrontar pruebas de este tipo, y resulta que el tío tiene en su haber ocho picos de más de ocho mil metros (Everest, entre ellos), lo que nos dio para muchos kilómetros de risas.

El comienzo de la segunda noche se nos hace un poco pesado, pero pensando que ya hemos pasado lo más duro y que lo que tenemos que pensar es en tener cuidado en las bajadas, tan peligrosas, y no lesionarnos. Pasamos nuestros momentos de sueño, yo esta vez sin alucinaciones, pero Ppnz con varias, de las que nos reímos pero bien. Tenemos nuestro momento de bajón, por culpa de la tormenta que nos está descargando y un poquito de nervios, debido a que pensábamos que nos habíamos perdido.La última parte, por supuesto, no podía ser de otra manera, nos espera una sorpresa disfrazada de bajada con peligrosidad extrema, por la combinación de agua y barro, llegando a bajar de culo, como si fuese un tobogán, por temer despeñarnos en cualquier momento. Luego una subida interminable, hasta un punto geodésico, que estaba según Ppnz cerca del cielo (jajaja). De nuevo bajada por un camino infernal de barro y rocas, pero sabiéndonos que ya lo habíamos conseguido.

La entrada apoteósica para nosotros, por resultar el logro conseguido de mérito. Ya tenemos otra en la mochila, seguimos creciendo y pensando en la siguiente. Pasan diez minutos de las siete de la mañana del domingo y nuestro orgullo ha crecido en igual medida que el logro que acabamos de realizar. La vuelta, pues a esperar vuelos, coger coche, seguir sin dormir, para al final meternos en la cama a las siete de la mañana del lunes. En estos días que han pasado desde que hemos terminado, hemos charlado varias veces Ppnz y un servidor, y según pasa el tiempo más contento estamos de lo realizado y de la belleza del entorno que nos hemos encontrado esta vez. Será difícil superar esta prueba, lo hemos pasado bien, antes, durante y después de la carrerita. Los paisajes nos han impresionado en igual medida que cuando estuvimos en Chamonix.

Para terminar solo decir que su dureza está a la altura de su belleza, por lo que recomendable asumiendo que su conquista no será fácil. Pero, no se ha escrito nada de ningún cobarde. Ver aquí algunas fotos.

Boticario

sábado, 29 de marzo de 2014

IV CXM Nutrias Pantaneras. Ubrique

Más vale ser cabeza de ratón que cola de león. Este dicho popular resume bastante bien cómo he vivido la carrera, pues he ido fluctuando todo el tiempo entre la cabeza del pelotón y la cola de los máquinas que van delante. De todas formas me he sentido muy cómodo y he disfrutado enormemente de la belleza del recorrido y su calidad técnica. Lo peor la caída que sufrí en las primeras bajadas, pues al querer adelantar a otro corredor pisé la hierba mojada y resbalé de costado por una pendiente, dándome un golpe en la espinilla y rodilla de la pierna derecha. Nada importante, salvo el dolor, por lo que pude seguir en carrera sin problemas. Las pendientes muy duras y constantes desde el principio, prácticamente desde Ubrique hasta el cerca del Navazo Alto, en Benaocaz. Precisamente esta bajada es una de las zonas más peligrosas, pues a la pendiente se le une la piedara caliza mojada, lo que se convierte en una auténtica pista de patinaje.

Tras esta dificultad se inicia otro breve repecho hasta el pueblo, donde me encuentro con Miguel Angel Periñán, que al parecer va algo tocado. Sin embargo me acompaña hasta el pueblo y empiezo a notar su pronta recuperación. En la bajada hasta Ubrique por la calzada romana me freno un poco, pues hay mucha piedra mojada y no quería caerme de nuevo, por lo que lo pierdo de vista. En mitad de la calzada me encuentro a un corredor tirado en el suelo con calambres en las piernas y tras darle ánimos tiro para abajo, avisando en el primer control que me encuentro para que vayan a socorrerle. Tras esto nos meten por un sendero descendente muy rápido, con mucho barro e incluso tuvimos que cruzar un río. Enseguida se llega a las primeras calles del pueblo y por tanto la entrada en meta. 


Mis compañeros Nocturnis entraron más tarde, pero Ppnz y Naxo esperaron unos 3m. la llegada de Angelo, por lo que se llevaron la ovación del público y el reconocimiento del "speaker" por tan bonito gesto deportivo. Tras la prueba, duchita (con agua templada tirando a fría), cerveza, chorizo y plato de menudo. Luego esperamos casi hora y media para ver los resultados, pues en "Master" había posibilidades de podium, pero no pudo ser, ya que quedé 4º en mi categoría, otra vez será. Bonita carrera, me reitero, dura y técnica, como tienen que ser las carreras de montaña, y un montón de regalitos en la bolsa del corredor. Muy buen ambiente en la carrera, con caras conocidas (como Juan Antonio Domínguez, de Vejer) y un montón de compañeras del Club Montaña Chiclana, con algún que otro acompañante "viendo los toros desde la barrera". Ya de vuelta a casa en el coche comentamos que esta prueba puede ser candidata para repetirla el año que viene.


Pulisa

martes, 11 de marzo de 2014

UTSB 2014

En el pabellón donde nos acogerían reina el silencio; solo se oyen los ruidos de los bastones, plásticos abriéndose, cremalleras y sprays. Poca gente habla; todo el mundo prepara sus cosas y aguarda concentrado para la dura batalla, con el ceño fruncido y el gesto compungido ante lo que nos espera. Después de descansar un rato me visto de “romano” y aguardo la llegada de mi compañero de fatigas, ante una mezcla de incertidumbre y respeto obligado. Arranca la III edición del Ultra Trail Sierras del Bandolero (UTSB 2014).

Al poco rato llega Pedro y nos vamos lentamente hacia la plaza del pueblo donde aguardan un montón de amigos, conocidos y nuestro compañero Ppnz para inmortalizar estos momentos en video. La tarde nos regala una temperatura suave y un ligero viento apacible; buenos augurios para la contienda. Una vez tomadas las fotos de rigor con los bandoleros nos dirigimos al cajón de salida desde donde sigo muy concentrado (traducción: "acojonado") ante la inminente salida. Ésta se da con una puntualidad británica y a las 18,00 h. suenan las tracas y los disparos de los trabucos y arcabuces, mientras una serpiente multicolor avanza por las empinadas calles del pueblo hacia un futuro incierto.


Las piernas se van solas, no puedo frenarlas por más que Pedro me diga que hay que reservar las fuerzas. Aprovecho para evacuar líquido en una curva y allí me encuentro otra vez con mi compañero para llegar a la primera parada: El Bosque. Ppnz nos espera, cámara en mano, para registrar el momento y de paso echarme la bronca para que no me entretenga mucho en el avituallamiento, como siempre. Preparo los bastones, pues en breve estaremos subiendo el famoso cortafuegos...

Poco antes de las 22,00 h. llegamos al Puerto del Boyar para pasar el control y reponer líquidos y sólidos. Como es costumbre en este sitio se nota ya algo de frío, por lo que me pongo la chaqueta y tiramos hacia Villaluenga. El ritmo es bastante cómodo y aun el cuerpo va con suficiente fuerza. Tras acometer la enorme bajada hacia el pueblo (ya clásica) entre un reguero de luces blancas y rojas, llegamos rozando las 01:30 de la mañana. Parada corta y seguimos adelante, eso sí, con dos vasos de caldo de puchero calentito en el cuerpo. Allí nos encontramos con Javi el bombero y María, pues participan como equipo mixto, y continuamos con ellos hasta el refugio de Líbar. En ese control nos esperaba un café calentito que por lo menos a mi me vino de perlas y nada más salir Pedro y yo iniciamos un trote suave sin parar hasta Montejaque. Muy buen rollo en este avituallamiento, o al menos eso me pareció, con lo que salí de allí bastante eufórico hacia Ronda. La subida a La Ermita fue un visto y no visto de lo bien que íbamos y enseguida nos encontramos camino de Ronda, con su habitual subida larga y cansina. En ese punto coincidimos con otros dos corredores: Juan Antonio Gil, del Club Deportivo Androx de Huelva, y otro chaval que creo que se tuvo que retirar más adelante por problemas en la rodilla. Es ese chaval el que me dio un apósito especial para quemaduras que me puse en la planta del pie derecho, la cual llevaba ya con mala pinta. Le estoy enormemente agradecido, pues retrasó bastante la ampolla que no saldría hasta Cortes y ello me permitió seguir la carrera bastante bien. Desde aquí le doy las gracias y si le llega esta información le pediría que por favor se pusiera en contacto conmigo para dárselas personalmente.


Salimos de Ronda, como siempre a buen ritmo, y bajando por la "Cuesta del cachondeo" me entra un apretón (raro en mí) que me obliga a dejar por allí un buen recuerdo. Más adelante encontramos a un fotógrafo que inmortaliza nuestro paso por el Tajo de Ronda, junto a otros compañeros de viaje, y continuamos hacia Benaoján. Vamos un grupito de 10 o 12 corredores, pero al iniciar la subida por la zona de la Cueva del Gato me escapo en solitario y espero al grupo, Pedro incluido, en la estación de Benaoján. Me encontraba muy bien e iba como una moto. Sin embargo mi compañero llevaba ya algunas molestias en los cuadriceps por lo que bajamos el ritmo, lo cual me sirvió para reservar fuerzas que me vinieron muy bien hacia el final. El tramo hasta Cortes lo hago en solitario, pero esperando a mi compañero en todos los avituallamientos, pues fue lo que habíamos pactado inicialmente. En Cortes las ampollas ya son casi evidentes en ambos pies, por lo que me coloco sendos compeeds que me alivian bastante y me cambio de ropa (mallas Hoko, compresoras y manga corta). Tras comer, pues eran las 14:30 aprox., seguimos adelante (siempre adelante). La subida hasta Sierra Blanquilla se hace muy dura, pues ya llevamos casi 100 Km. en las piernas y todos sabemos lo empinada que está esta pista. Desde el puerto se inicia un rápido descenso hasta los Llanos de Líbar y de nuevo me quedo solo. Os va a parecer mentira, pero mis piernas se iban solas. No se si fue el no parar de comer y beber, las sales, el entrenamiento, los ánimos o una mezcla de todo ello, pero el caso es que me encontraba perfectamente para lo que ya llevábamos recorrido (eso no quiere decir que no acusara cansancio, obviamente) y sin hacer uso aun de ningún gel. En Villaluenga me cambio de ropa para pasar la segunda noche y en esto que aparece de nuevo mi compañero infatigable. Él sí que es un valiente, pues terminó la edición anterior con la lluvia intensa que caía y en esta ha sido capaz de terminar con los cuadriceps tocados; vaya desde aquí mi admiración y respeto. Al poco rato nos encontramos con Alberto, quien nos da palabras de ánimo y nos acompaña hasta el final del pueblo, lo que es de agradecer.

Desde aquí iniciamos la subida hacia Charca Verde y sin darme cuenta veo tras mí a un grupo de corredores que iban ya desesperados con tanta subida. Me convierto en guía improvisado de ellos y sin perderme, cosa rara, los llevo hasta el mismo Grazalema, llegando a eso de las 22,00 h. He de agradecer a los/as voluntarios/as de ese avituallamiento, pues había comida en abundancia: patatas fritas, aceitunas, salchichón, queso, cuscús (sí, no es broma), y un licor parecido al pacharán que lógicamente no me atreví a probar. Tras la espléndida recarga enfilamos la pista, subidón incluido, hasta el Puerto del Boyar. En entonces cuando nos volvemos a encontrar con el chaval de Huelva que iba muy tocado de su rodilla derecha, pues al parecer se lastimó bajando hacia Grazalema, y ya le acompañamos hasta el final. El trayecto hasta Benamahoma se hace muy pesado; interminable. Para colmo algunas zonas se encontraban llenas de barro, lo que nos hizo pegar algún que otro resbalón (también estaba a la ida, pero estas alturas cualquier mínima contingencia se convierte en un obstáculo). Al llegar a Benamahoma encontramos a nuestra compañera Yeye y a un grupo de chavalas muy simpáticas (las mismas del año pasado, aunque no todas) y nos dieron palabras de aliento y un espléndido bocadillo de tortilla. No se cuál de las dos cosas me dio más fuerza, la verdad. Luego Yeye nos acompañó hasta el carril que conduce al sendero que une esta población con El Bosque a través del río Majaceite (gracias Yeye) y sin problema alguno llegamos a esta población. En una hora escasa llegamos, no sin antes despistarnos porque algún gracioso, ya que por allí estaban celebrando el Carnaval, giraría una señal y en lugar de tirar hacia la derecha lo hicimos en dirección opuesta. Menos mal que conocemos la zona y pronto llegamos a la Venta Julián, aunque el avituallamiento se encontraba justo en frente. Allí perdimos poco tiempo, pues tenían la calefacción alta y ya sabemos de los peligros que ello conlleva, sobre todo si te acomodas.

Como “fin de fiesta” nos tenían preparada otra pista de subida muy pronunciada que nunca acababa. Veías arriba del todo la baliza y al llegar encontrabas otra baliza mucho más arriba, y cuando llegabas, otra baliza mucho más arriba…, y así sucesivamente. Para colmo, cuando acaba la pista y crees que todo ha terminado hay que pasar una zona de barrizales tremenda, pero a estas alturas de la película ya todo nos da igual; agachas la cabeza, aprietas los dientes y “to palante”. Cuando menos te lo esperas cruzas un túnel y ves las primeras luces del pueblo (lo más parecido a una aparición mariana) y entonces grito a mis compañeros ¡no me lo puedo creer!, y es que llevaba bastante tiempo luchando contra el sueño y experimentando visiones alucinógenas (sin haber fumado nada). Tras el último e importante subidón (para variar) llegamos a la calle desde donde se vislumbraba la meta. Pedro y yo, sacando fuerzas de flaqueza, decidimos echar a correr, pero la rodilla de Juan Antonio dice que mejor otro día. La aventura llegaba a su fin tras 36h 47m, 150 Km. y 11.000 m. de desnivel acumulado, a eso de las 06:45 h. de la mañana. Al llegar a meta nos fundimos en abrazos y felicitaciones, foto de rigor y recogida de soft-shell de fisnisher, medalla y diploma. Uno de la organización nos dice: “¡muy bien, pues nada, hasta el año que viene!

No se si se volverá a hacer el año que viene; en este momento lo que toca es recuperar y disfrutar  de todo lo vivido, aunque también, y aunque resulte paradójico, he disfrutado muchísimo durante la carrera. En estos momentos me acuerdo de las palabras de ánimo de José Ángel los día previos que me decía que disfrutara cada metro, y puedo decirle que así ha sido. Gracias.

Agradecimientos: quisiera agradecer a mi familia, especialmente a Paqui, mi mujer, por su comprensión y paciencia en mis largos entrenos; a mi entrenador, Octavio Pérez, sin el cual no hubiera sido posible disfrutar como lo he hecho; al gimnasio Costafitness, donde he preparado mi musculatura; a Blanes Chiclana, por la suplementación y las sales que me han dado la vida; a mis compañeros del Club Marathon Nocturnis que han estado pendientes en persona o vía Whatsapp en todo momento; a mis familiares, amigos y conocidos vía Facebook; por supuesto, a la excelente organización del UTSB 2014, a cargo del Club de Senderismo Tritón y a todo@s los que han creído en mi. Gracias a tod@s.

Ver aquí las fotos.   
Ver aquí la clasificación.

Pulisa

miércoles, 12 de febrero de 2014

Bastones en CxM

El uso de los bastones en carreras por montaña sigue siendo un tema controvertido. Para los corredores que provienen del mundo del asfalto tal vez verse "atado" por estos apéndices artificiales, en lugar de desplazarse libres como un pájaro, pueda resultar extraño o antinatural. Sin embargo, para los que provenimos del mundo de la montaña (senderismo, alpinismo, travesías...) no sólo no nos resulta extraño, sino que lo reconocemos como una ayuda inestimable. Y si se trata de un ultratrail, cuando ya llevamos muchos kilómetros a nuestras espaldas, su uso se convierte en imprescindible. Parafraseando un fragmento de un artículo de www.ultratrail.com, "cuando llevas bastantes kilómetros a las espaldas, no eres precisamente Kilian y te estás arrastrando por una larga, empinada e interminable subida, un par de bastones te pueden ayudar lo mismo que una cantimplora en el Gobi".

En la pasada edición de la CxM Calamorro un compañero nuestro iba corriendo con bastones porque recientemente tuvo una pequeña lumbalgia y quería asegurarse que su espalda no iba a sufrir más de lo debido por las fuertes pendientes de la carrera, con 2000 m. acumulados. Por este motivo decidió salir con bastones. Pues durante el curso de la carrera fue recriminado por otro corredor que le dijo que las carreras de montaña no se hacían con bastones. Este compañero tiene a sus espalda infinidad de carreras de montaña y ultratrails (Jarapalos, Calamorro, Cara los Tajos, Turdetania, 101 Km Ronda, CCC Los Alpes, Sao Mamede, Peñalara, Bandolero...) y por supuesto, se sintió dolido al recibir tal crítica de una persona que ni le conoce ni sabe el curriculum que le avala a sus más de 50 tacos. Precisamente fue su experiencia la que le dijo que esa carrera de montaña tenía que hacerla con bastones. Así lo hizo y pudo terminarla sin agravar su lesión y en un tiempo muy digno. Hay que veces que, como decía al principio, el uso de los bastones no sólo está justificado, sino que se hace de todo punto imprescindible.

Pulisa

viernes, 24 de enero de 2014

Entrenamiento en ayunas

Parece que está de moda este tipo de entrenamiento, pues basta echar un vistazo por los foros y redes sociales de corredores y ciclistas, para comprobar que todo el mundo habla de ello. El entrenamiento en ayunas, es decir recién levantado, parece ser muy útil ya que con ello acostumbramos a nuestro organismo a optimizar el rendimiento a partir de las grasas almacenadas.

El único fin de un entrenamiento en ayunas es potenciar y entrenar al organismo a que utilice los ácidos grasos como combustible a la mínima ocasión que tenga. Esto se traduce en un ahorro del glucógeno muscular y un mejor funcionamiento del músculo en el caso de que se agote el glucógeno y utilice los ácidos grasos, lo que suele ocurrir después de varias horas de esfuerzo continuado. Esto es porque disponemos de dos almacenes de glucógeno: el hígado y el musculo. El glucógeno almacenado en el hígado es utilizado para mantener estables unos valores de azúcar en sangre (glucemia) y alimentar ciertos elementos orgánicos. El glucógeno muscular sólo es utilizado por las fibras musculares al sobrepasar ciertos límites de intensidad. 

Por lo tanto, si no se sobrepasa cierta intensidad, llegará un momento que se agotará el glucógeno hepático (de mucha menor capacidad que los musculares) y serán los triglicéridos los encargados de abastecer al organismo. El glucógeno hepático se encuentra bajo mínimos cuando te levantas ya que ha sido el encargado de alimentar funciones vitales durante el descanso nocturno. El desayuno es el encargado de recargarlo. Por lo tanto si sales a entrenar en ayunas y tenemos en cuenta que los primeros minutos de ejercicio se utiliza glucosa, estamos forzando a un aumento del consumo de los triglicéridos ya no sólo como combustible muscular, sino para extraer glucosa de ellos.

Sin embargo no parece ser un buen sistema para únicamente perder peso. Esto es porque durante el entrenamiento en ayunas puede producirse catabolismo muscular (destrucción de músculo), pero si al finalizar el entrenamiento se aporta una bebida con carbohidratos, proteínas y aminoácidos, se produce una regeneración y un aumento de masa muscular, mayor que en entrenamientos realizados después de haber realizado un desayuno. Dicha conclusión es a la que se llegó después de haber realizado una comparativa entre dos grupos y posterior biopsia en los cuadriceps de los participantes en un estudio nortemaericano.

En cualquier caso se aconseja comenzar poco a poco con este tipo de entrenamientos, siempre disponiendo de un buen asesoramiento nutricional para llevarlo a cabo, realizarlo durante un tiempo y ver si realmente nos va bien o no.
Pulisa