miércoles, 17 de julio de 2013

5 razones para las tiradas largas

Las tiradas largas forman parte del entrenamiento habitual de ultrafondo, las cuales se llevan a cabo un día a la semana, normalmente el domingo, y con una duración de 2 a 3 horas. Son imprescindibles para el éxito de las pruebas de larga distancia y nos preparan física y mentalmente para soportar estos esfuerzos. Desde el punto de vista orgánico o puramente físico se ofrecen los 5 principales beneficios que pueden proporcionarnos:

1- Aumentan los capilares: los capilares son los vasos sanguíneos que llevan el oxígeno y el combustibles a los músculos, y eliminan los productos de desecho, como el dióxido de carbono.

2- Aumenta la mioglobina: este tipo de entrenamiento colabora en el aumento del contenido de mioglobina de las fibras musculares, por lo que puede llegar más cantidad de oxígeno a la mitocondria para producir energía.

3- Aumento de las mitocondrias: las mitocondrias son las fábricas de energía aeróbica en las células. Las tiradas largas contribuyen a aumentar el número y tamaño de las mitocondrias en las fibras musculares; con más mitocondrias, se puede producir más energía aeróbicamente, y mantener un ritmo más rápido por mas tiempo.

4- Aumentar la actividad de las enzimas aeróbicas: las enzimas en las mitocondrias aceleran la producción de energía aeróbica, por lo que también conserguiremos un aumento de la actividad de estas enzimas, lo que mejora la eficiencia de las mitocondrias.

5- Aumento del glucógeno: las tiradas largas ayudan a que nuestros músculos aprendan a almacenar más glucógeno (la forma en que almacenamos los hidratos de carbono que comemos). Al terminar el entrenamiento es normal que nuestras reservas se agoten, lo que estimula a los músculos a intentar almacenar una mayor cantidad para prevenir un agotamiento futuro.

Adaptado de: http://runfitners.com
Pulisa

viernes, 5 de julio de 2013

Gran Trail Peñalara 110km


Para la última carrera que hemos disputado nos hemos trasladado a Navacerrada. Un pueblo dentro de la Sierra de Guadarrama, rodeado de las montañas más importantes de Madrid.  Una zona que tras la reconquista fue repoblada por ganaderos, y donde durante un montón de años se repartieron palos entre los segovianos y los madrileños por el control de sus montes. Anteriormente rondaron los romanos por allí camino de Segóbriga...; y es que como yo no meta a los romanos por medio parece que la crónica no es mía.

Pues nos colamos por  allí una peña de los Nocturnis patrocinados por Mercedes Benz para contarles  a los madrileños que aquí en Chiclana hay un grupo de ultrafondo de calidad que está paseando la insignia del cazador nocturno por todas las carreras importantes del mundo. A media tarde llegamos allí Romorgo, Canino, Lolo, y  yo mismo, el Ppnz. El ambiente era precioso, el pueblo bonito y como era tempranito, aparcamos el Mercedes "de gorra"  en un punto céntrico, con las ventanas abiertas y la música de Curro Jiménez a tope. ¡YA ESTÁN AQUÍ LOS NOCTURNIS DE CHICLANA! Inspeccionamos la zona, recogimos los dorsales, nos tomamos la cervecita de rigor, y nos preparamos mentalmente para lo que se nos venía encima. El Lolo comenzó con sus habituales palabras de ánimo: ¿qué carajo estaremos haciendo aquí? ¿Quién nos habrá metío a nosotros en esto? El Canino visitó todos los water de la plaza del pueblo, y el Ppnz su habitual untamiento de cremita por zonas vírgenes. Ya estábamos listos casi todos, mientras Romorgo  todavía estaba liado con su mochila y equipamiento...

Once de la noche, el Ppnz chupando cámara en primera línea de salida a ver si salía en las fotos con la élite. Música de rigor,  frontales encendidos, disparo de salida  y al ataque. A partir de ahora 110 km y 5000 metros positivos nos esperaban. La noche templadita, nos  colocamos en buena posición para afrontar la Maliciosa, primer obstáculo de la carrera. El espectáculo maravilloso, con esa serpiente de  luces blancas y rojas de los frontales que se perdían en la lejanía. Íbamos bien situados,  detrás pero a distancia de los campeones para no tener que soportar los embudos de los senderos estrechos y picados. Pendientes de vértigo de gravilla que resbalaban hacia detrás, se va perdiendo la vegetación y comienza la piedra pura y dura y poco a poco llegamos a la cima. Sorprendente el paisaje de las luces de los pueblos de la sierra y de los corredores. Comenzamos una bajada vertiginosa, la élite saltaba de piedra en piedra de noche; increíble la habilidad de los traileros, antes de darnos cuenta y viendo pellejazos y tobillazos del personal llegamos al primer avituallamiento a 20 km del comienzo. El terreno invitaba a correr, comenzaba a amanecer y estableciendo ritmos constantes de carrera y marcha llegamos con un buen tiempo a mitad del recorrido, en Rascafría. Bosques, ríos, monumentos, un lujo de los madrileños que acaban de convertir en Parque Nacional.  Ahora quedaba lo más duro: la subida al Reventón, y cresteo hasta el punto más alto de Madrid, el Peñalara. Allí los restos de nieve presentaban un paisaje de ensueño, una trepada dificilísima y llegamos a lo que llaman los Claveles, unos 100 metros de piedra imposible de pisar de bloques con precipicio a ambos lados que te hacían imaginar como los habrían pasado esos corredores que encabezaban la carrera.  La bajada igual de complicada y con un terreno plagado de riachuelos que recordaban  los senderos de los Alpes. Nos acercamos al km 80 y las fuerzas comenzaron a fallar. En La Granja donde estaba la meta de la carrera de 80 km tuve que convencer a Lolo y Canino para que no se retiraran, pues Canino estaba medio quemado por el sol y el Lolo sólo necesitaba que alguien se quitara de en medio para apuntarse a la retirada.

Así afrontamos los últimos 30 al ritmo que pudimos, por un camino junto a los ríos plagado de domingueros pasando el  día. Creíamos que ya no habría más complicaciones pero la pista hasta el Puerto de Navacerrada fue una auténtica tortura.  La última etapa, otra bajada difícil sobre todo por la falta de fuerzas, enfilamos una pista interminable y por fin divisamos el pueblo. En las primeras calles nos esperaba Romorgo que fue traicionado por su rodilla en la bajada de la Maliciosa y que con el mejor criterio decidió abandonar. Llegamos a la meta los tres agarrados como uno solo, sin fuerzas atrincamos el ansiado chaleco de finisher, las fotos de rigor y a la búsqueda del hotel en Cercedilla, que ya habría tiempo de celebrar este último éxito del mejor club de ultrafondo de Cádiz, los míticos lobos esteparios, los cazadores de la noche, los legendarios Nocturnis.

Ppnz